viernes, 5 de diciembre de 2014

Richie Ramone


Setlist

Criminal
Somebody put something in my drink
Smash you
I just want to have something to do
Better than me
Durango 95
Animal boy
Into the fire
I know better now
Blitzkrieg bop
Entitled
Humankind
Can’t say anything nice
Forgotten years
Take my hand
Today your love, tomorrow the world
Wart hog
I’m not Jesus

Encore

Loudmouth
Havana affair
Cretin hop
Vulnerable
Commando


Hoy ha tenido lugar el concierto de Richie Ramone en la sala Monasterio de Barcelona. El batería, que pasó a formar parte de los Ramones en el año 1982 después de la salida de Marky, participó en los discos de estudio Too tough to die, Animal boy y Halfway to sanity. Abandonó la formación en 1987 por una disputa económica con el resto de la banda, en relación al reparto de las ganancias por la venta de camisetas.


Fue entonces cuando entró en juego para sustituirle Clem Burke, miembro de Blondie, quien a juzgar por las declaraciones de Johnny apenas tocó en vivo durante dos ocasiones debido a sus limitaciones e incapacidad de seguir al resto del grupo en directo. El propio batería confesó que de haber permanecido en la banda se habría hecho llamar Elvis Ramone. Después de la salida de Richie y Elvis volvió Marky Ramone.


Como el propio Richie Ramone ha predicado durante el directo, este no es el show de Marky Ramone. Dicha condición es innegable, dado que son dos estilos completamente distintos dentro del mismo concepto. Richie compuso temas en los Ramones y ha cantado tanto en directo como en estudio; en palabras de Joey, devolvió el espíritu a la banda.


La cercanía con el público ha sido constante, incluso bajando del escenario para cantar entre nosotros ocasionalmente, recayendo el protagonismo del concierto punk en la interactuación. De hecho, durante I just want to have something to do, Richie me ha enfocado el micrófono y he podido cantar durante un momento el tema; si bien mis dotes vocales dejan que desear, es cierto que para mi iluso optimismo, en este tipo de directo están menos desacertadas que nunca.


El repertorio se ha compuesto prácticamente a partir de sus tres discos de estudio con los Ramones y su álbum en solitario, Entitled, con hits puntuales de la banda que no podían faltar, como Blitzkrieg bop. Como setlist de los Ramones, no ha tenido desperdicio escuchar obras maestras dentro de las rarezas, ejemplo de ello es Somebody put something in my drink, que da nombre al tour de Richie Ramone.


Antes del concierto, he podido compartir un pequeño momento con él, suficiente para hacerme una foto y oírme que era muy alto. Ha sido después del show cuando me ha firmado la entrada del concierto y una baqueta suya, lanzada durante el mismo y conseguida al vuelo, así como una púa y el setlist. También ha accedido a repetir instantánea sin problemas, en esta ocasión con el trofeo.


Cabe destacar que la experiencia ha sido única, a pesar de la idea preconcebida con los conciertos de Marky Ramone, remarcando la peculiaridad del tamaño extremadamente reducido de la sala, resultando así la sensación de estar en un extrañamente familiar directo de la vieja escuela. El objetivo: no olvidar la música de los Ramones y recordar de nuevo, aunque en esta ocasión con la personalidad del artista como sello de la vivencia.


Somebody put something in my drink.

jueves, 4 de diciembre de 2014

El héroe que toda premiere necesita


No suelo creer en las señales, pero es una anécdota que merece la pena ser contada después del éxito, y es que estaba escuchando la banda sonora en vinilo de El caballero oscuro: la leyenda renace cuando me enteré que Christian Bale, Ridley Scott y María Valverde asistirían a la premiere de Exodus: dioses y reyes en Madrid.


La disposición de los elementos me recordaba al estreno de El hombre de acero el año pasado, solo que en esta ocasión la premiere no tendría lugar en pleno centro de la capital, sino en Kinepolis. En cualquiera de los casos, al ser de Barcelona, no es una decisión que pueda tomar a la ligera, pero la presencia del actor galés merecía toda mi atención y empeño en el viaje.


El año 2008 asistí a la premiere de El caballero oscuro, que se proyectó en versión original subtitulada en el cine teatro Coliseum de Barcelona, tres semanas antes de la fecha oficial de estreno. A pesar de carecer de entrada y no tener previsto el evento, en última instancia conseguí no solo entrar, sino posicionarme entre los primeros en hacerlo. Pude acceder al palco, donde nos obsequiaron con palomitas y agua caracterizadas con el símbolo de Batman.


El motivo por el que entonces no consideré si quiera posicionarme en la valla, a pesar de la presencia de Christopher Nolan, Christian Bale, Aaron Eckhart y Maggie Gyllenhaal, fue que no había espacio en primera fila, y las medias tintas en cuanto a posicionamiento se refiere no existen. Tomé como prioridad ver la película, y una vez dentro la proyección de como transcurría la premiere en el exterior, incluyendo la llegada del reparto. Nolan, en el interior del cine con el resto del elenco subido al escenario, remarcó las cifras de taquilla que estaba consiguiendo El caballero oscuro.


Me consta que Christian Bale no se hizo fotos con nadie, a pesar de firmar con su característica petición constante de nombre, hecho que refuerza mi circunstancia de haber asistido solamente para disfrutar de la película, con especial mención al ambiente que se apoderó de la situación. No obstante, la sensación de “tan cerca y tan lejos” volvió a apoderarse de mí, y puede decirse que a día de hoy he cumplido un sueño.


Recuerdo perfectamente cuando Warner bros. pictures anunció en un comunicado oficial que Christian Bale sería Batman, mi personaje de cómic favorito: tuve que buscar en la red de quien se trataba, para darme cuenta que fue quien protagonizó American psycho.


Estaba claro que faceta suya había llamado la atención, dadas las características a cubrir del personaje; no obstante, aproveché cuando se estrenó El maquinista para ir a ver la película de producción española, que precisamente se había rodado en Barcelona, y comprobar al actor en acción. Quedé impresionado por su entrega y dedicación para introducirse en el personaje; de hecho, para el rodaje de la misma, se adelgazó hasta los 55 kg., comiendo solamente al día una manzana y una lata de atún, y bebiendo un café.


Como profesional se ganó mi respeto, pero lo que ha sucedido con la trilogía de El caballero oscuro de Christopher Nolan es histórico: no solo por las entregas en sí mismas, que suponen obras maestras del género, sino por el estilo a la hora de tratar el contenido, y la nueva tendencia que se creó para hacer cine. Nolan también trabajó con Christian Bale en El truco final (el prestigio), excelente película que de nuevo puso en juego la dualidad como subtrama, temática que le atrae especialmente.


El inicio de su carrera protagonizando El imperio del sol en 1987, de Steven Spielberg, no solo mereció los aplausos de la crítica por sus dotes interpretativas, sino que compartió el honor de trabajar, con apenas trece años, con actores de la talla de John Malkovich. No obstante su momento de reconocimiento llegaría recientemente con el Óscar por la película El luchador, donde volvió a bajar considerablemente de peso para el papel; moldear su cuerpo no es algo que preocupe precisamente al actor, a juzgar por el aspecto que consiguió alcanzar con La gran estafa americana.


Bale ha trabajado también con Russell Crowe en El tren de las 03:10, y el hecho de protagonizar el papel de John Connor en Terminator: salvation, franquicia por la que tengo especial predilección, solo hizo que confirmar una vez más la polivalencia del actor; el papel de Moisés en Exodus: dioses y reyes vuelve a ser prueba de ello.


Es curioso el hecho de que ambos actores hayan tomado recientemente el rol de personajes bíblicos, sobre todo teniendo en cuenta que perfectamente se podrían haber intercambiado los papeles, y de hecho casi así sucede, dando por sentada la química entre Ridley Scott y Crowe, quien protagonizó Noé.


Y respecto a estar involucrado en franquicias y películas señaladas, precisamente es digno de mención Ridley Scott, al suponer en ese aspecto una leyenda para el séptimo arte por títulos como Alien: el octavo pasajero, Blade runner, Gladiator, Hannibal y Robin Hood. Sin lugar a dudas, su presencia no solo ha sido imprescindible en la historia del cine, sino que como director, ha tenido la peculiaridad de tomar las riendas en sagas y producciones con gran renombre y repercusión, altamente conocidas en la actualidad a pesar del paso del tiempo.


Escrito esto, y volviendo al caso que me ocupa, no me podía permitir el lujo de no intentarlo. Precisamente ayer vi en directo la premiere que tuvo lugar en Londres, sobrando decir que con mayor presencia de elenco de la película y lamentablemente mejor elegancia y organización que aquí.


Tanto Bale, Scott como María, han llegado a la capital hoy mismo por la mañana, fecha del estreno en marco de la Madrid premiere week, justo a tiempo para comer en el hotel y atender a la rueda de prensa. Salvo la actriz, que vive en Madrid, no han hecho noche en la ciudad y han cogido el vuelo de vuelta después de la premiere; de hecho, han cancelado la reserva que tenían para la cena, precisamente por ese motivo.


Estas condiciones han acotado las posibilidades de tener mi pequeño gran momento, no obstante, ha sido en la propia premiere en Kinepolis, donde ha habido éxito. El extremo frío ha convertido la espera de seis horas en una ardua tarea, y todo y que la estancia en la valla ha sido más cómoda y, apenas representativa de la mitad del tiempo que supuso el día en el estreno de El hombre de acero, el clima ha sido decisivo.


A la llegada de Christian Bale, el actor nos ha atendido directamente al bajarse de la furgoneta. Como es de costumbre, y más después de la espera, la sensación es que ha sucedido todo muy rápido; se ha comportado notablemente a pesar de la presión a la que estaba sometido, hecho por el cual he priorizado la foto a la firma.


He podido intercambiar unas palabras con él, agradeciéndole su atención y diciéndole que era el mejor, a lo que me ha mirado a los ojos y sonriendo me ha dicho: ¿En serio? Muchas gracias a ti, eres un gran fan. La conversación puede parecer protocolaria o recurrente en este tipo de eventos, careciendo de originalidad, pero lo que me quedo para siempre no es el contenido, sino el recuerdo en sí de interactuación con mi ídolo.


Después de la premiere he podido compartir un pequeño momento con Ridley Scott, quien a pesar de nunca hacerse fotos ha accedido a firmar. En cualquier caso, gracias a una cámara que estaba registrando la escena en video, he podido realizar una captura cuando me estaba firmando el pack en bluray de Russell Crowe con Gladiator y Robin Hood. Ha sido justo en el instante que saltaba un flash, mejorando la iluminación de mi momento con él.


Personalmente me ha sorprendido su asistencia, desconozco si es casualidad o viene condicionada con que gran parte de Exodus: dioses y reyes haya sido rodada en España, junto a la presencia de María Valverde en el reparto. La actriz, que interpreta a Séfora en la película, ha subido el listón una vez más en su último trabajo con Ridley Scott y Christian Bale; a juzgar por el instante que he estado con ella, su trato se caracteriza por su humildad y amabilidad.


Quizás finalizar diciendo que ha sido un sueño hecho realidad puede asemejarse repetitivo cuando sucede más de una vez, es decir, no es un concepto que se suela asociar al plural. No obstante, no es falsa humildad, es el sentimiento originado a raíz de lograr algo deseado que psicológicamente parecía inalcanzable, hecho por el cual aún me es difícil concienciarme a la escritura de estas líneas, y es que, nunca mejor dicho dado el contexto del estreno, los dioses los creamos y alzamos nosotros.


Dioses y reyes.

viernes, 31 de octubre de 2014

[REC] 4


Jaume Balagueró vuelve a tomar las riendas de la saga [REC] para proporcionar un desenlace, desde que dirigiera junto a Paco Plaza la segunda entrega; Manuela Velasco, a su vez, vuelve a protagonizar el papel de Ángela Vidal, única superviviente del brote de contagio en el conocido edificio de Barcelona. La acción se traslada a una embarcación, donde comparte cuarentena junto a los propios cuerpos especiales que la rescataron, y una familiar de la trágica boda de [REC] 3: génesis.


El claustrofóbico escenario toma protagonismo al conformarse como una nueva trampa mortal, totalmente aislado e incomunicado, y servir al uso de instalaciones secretas donde se realizan experimentos para el hallazgo de la cura definitiva al virus. El parásito también ha conseguido salir del edificio, suponiendo un nuevo ingrediente y elemento de terror para la película, con reminiscencias a La cosa y Alien: el octavo pasajero. La disposición de estos elementos, de nuevo da como fruto el survival horror, con conflicto de intereses incluido debido a la amenaza del factor humano, como resultado de la investigación del equipo científico de abordo.


En esta ocasión Balagueró dirige sin Paco Plaza, quien a juzgar por la tercera parte, supone en el universo [REC] una dirección gamberra, canalla y divertida. Jaume se muestra como amo y señor del género de terror, sin embargo se echa en falta el trabajo fruto de ambos, como ha sucedido en las dos primeras entregas. Su cooperación se tornó perfecta, y el hecho de que [REC] 4 quede en cuarta posición, no supone una nota negativa, sino la yuxtaposición justa; resultado de la misma, al haber puesto toda la carne en el asador desde el primer momento, como manera premeditada de producir que merece hoy en día un verdadero elogio en el mundo del cine, dando el todo por el todo desde el primer segundo.


Se retoma la posición y punto de vista de Plaza ante la cámara, y se elimina por completo el factor falso documental, iniciándose el desenlace de la saga con la última entrada al edificio de Barcelona, pero por primera vez como si de una superproducción de cine se tratase, en comparación al prisma de perspectiva al que había acostumbrado la escalera. No obstante, a pesar de no producirse rápidos y desenfocados movimientos, debido a la acción y como justificación del pulso y sostenibilidad de la cámara, estos tienen lugar de cualquiera de los modos, manteniendo el estilo característico y filtrando quizás la violencia más explícita, haciendo de esta una película más cercana para todos los públicos.


El elemento sonoro también adopta otro nivel al existir score, que acompaña magistralmente durante toda la historia de la mano de Arnau Bataller. Es un recurso cinematográfico que, salvo ocasiones puntuales en la anterior entrega, no había podido ser usado por las circunstancias de la narrativa. La banda sonora toma protagonismo y añade el matiz tenso y dramático necesario para este apocalipsis en alta mar.


Una vez más, [REC] adopta otro nivel de juego; el hecho de que Ángela Vidal empiece a romper todas las cámaras del navío, simbólico y sentido acontecimiento que ya se produjo en Génesis, confirma de nuevo como recurso lo que se vislumbra desde la primera escena: cambio de rumbo en el plano narrativo y giro visual de la saga en ese marco, sin posibilidad de retroceso. Es posible que mucha información quede sin detallar, pero conforma el misterio e intriga que envuelve al género, y por ello requiere ser examinada en su universo expandido, tal y como el cómic. Después de cuatro títulos, la historia puede considerarse explorada en su totalidad y finalizada a tiempo; sin embargo, el sentimiento provocado es contrario, e invita a que prosigan los acontecimientos. Como deseo personal no acabaría el juego, y volverían a reunirse Jaume Balagueró y Paco Plaza, para tirarlo todo por la borda con un nuevo concepto.


Ha llegado la hora de salir.

miércoles, 29 de octubre de 2014

[REC] 4: entrevista a Jaume Balagueró y Manuela Velasco







Marc:

Muy bien, después de la segunda parte…

Jaume:

¡Muy bien, muy bien!

Marc:

¡Bueno, la película ha estado muy bien, la verdad! Hay que empezar positivamente, Jaume. Después de la segunda parte había mucha gente que se esperaba que nos fuéramos a encontrar una Barcelona post-apocalíptica, algo quizás a Los últimos días, yo entiendo que el barco es más claustrofóbico y de tu género. ¿Te has quedado con la tarea pendiente o sientes que no era un género a explotar?

Jaume:

No, a ver. ¿Es un género a explotar? Sí. Lo que pasa es que, a ver, la gente ve The walking dead y superproducciones de ciudades infestadas, y todas las películas de [REC] son muy pequeñas. Nosotros lo que queremos hacer es otras cosas: seguir jugando como siempre hemos hecho con [REC], y este no era el juego que nosotros queríamos hacer, porque ya hay otros que lo hacen mejor porque tienen muchos más medios. Entonces no es una tarea pendiente, creo que ya se está haciendo, y muy bien además.


Marc:

En cada entrega hemos visto como el juego alcanzaba otro nivel, e íbamos ganando diversión, rompiendo metas, estructuras y clichés, aprovechándolos de otra manera. Al menos esa es la sensación que me ha dado.

Jaume:

Sí, sí, esa es.

Marc:

En la primera teníamos una escena de clavos y otra de unos niños en una pila, parecía un tema delicado a tratar por cierto público, para eso están los pases anteriores. Sin embargo, en la segunda tenemos una escena muy concreta: es solo un niño, no, no lo es. Y pasa lo que pasa. ¿Qué sucedió ahí? ¿Entraba dentro de subir el eslabón del juego o fue, aquí sí, una tarea pendiente? El decir: me quedé con las ganas de hacer algo que nadie ha hecho.

Jaume:

Me gusta mucho la interpretación que haces de la saga porque es exactamente eso lo que nosotros nos propusimos, es decir: jugar. Jugar en la primera, cambiar las reglas, y que cada una sea un juego nuevo, pero siempre el juego se llama [REC]. Éramos muy conscientes de la polémica que tenía esa escena, y nos la cuestionamos, como nos cuestionamos también aquellos niños en calzoncillos tirados en un cuarto; y de hecho no la montamos. Pero no, creíamos que se podía mostrar aquello, porque no estábamos hablando realmente de un niño, sino de un demonio, y había una controversia que nos parecía que funcionaba muy bien en la película.


Marc:

Tanto en la primera como en la segunda, habéis sabido aprovechar muy bien lo que es el uso de las cámaras: desde el propio cámara, Ángela Vidal… Sin embargo, ¿te has sentido desatado de alguna manera con la cuarta parte? Aparece alguna cámara puntual del barco, de hecho muy bien aprovechado e incluso bastante sentido y simbólico que Ángela las vaya rompiendo; ya pasó con Paco Plaza: es la patada que le da a la cámara, como “esto no tiene nada que ver”. Quizás te has sentido desatado a nivel de decir: ya no me siento con la obligación según ciertos planos o de justificar todo el rato la cámara constante. ¿Has sentido libertad?

Jaume:

No es tanto libertad como lo que hace una narrativa subjetiva, que te da unas posibilidades tremendas pero te quita otros elementos que son muy importantes: la tensión, el suspense… Son cosas que se generan con el montaje, con la música… Nosotros tuvimos que inventar con la primera la manera de poder utilizar esos conceptos, pero de otra forma. Y lo encontramos. Pero ahora sí, ahora podíamos volver a tener a nuestra disposición todos los elementos del gran lenguaje que es el cine, para poder seguir trabajando. Y nos parecía bien dejar aquello, porque había funcionado muy bien, había dado resultados muy buenos. Sobretodo han pasado siete años, ahora ya no es tan original y tan fresco como había sido entonces, y además había funcionado muy bien en las dos primeras porque estaba perfectamente justificado. En ningún momento ponías en duda el porqué alguien está grabando, pero si no tienes esa justificación no funciona, y nosotros no podíamos volver a inventarnos a un tipo que lo está grabando todo porque ya no hubiera funcionado. No hubiera sido natural, hubiera sido forzado.


Marc:

Ya sabes cómo vivimos ahora el cine, raro es cuando no se piensa en una trilogía. No me da la sensación para nada con [REC] por lo que comentábamos, que se estuviera haciendo la primera pensando en la cuarta, no obstante ya sabes que sale una película y ya se tiene en mente la secuela, trilogía, remake, secuela del remake de la precuela… Crees que a pesar de que esta es la última, hecho que no te voy a preguntar para que me confirmes, ¿realmente puede haber posibilidad o la puerta abierta para que se dé el caso de un spin-off? Así como ha habido universo expandido con los comics, contando el origen del padre Albelda con la niña Medeiros.

Jaume:

Sí, claro que podría haberlo; nosotros tenemos claro que hasta aquí hemos llegado, que la aventura es esta, y que estas son las cuatro formas distintas de aproximarse a contar una historia, pero claro que sí podría ocurrir.

Marc:

Ha quedado más abierto de lo que pensaba el desenlace.

Jaume:

Me parecería muy complicado acabar de otra forma, yo creo que el género puro y genuino, y esto es un canto de amor al género puro y genuino, acaba con un guiño. Sin el guiño hubiese sido muy decepcionante, yo creo.


Marc:

Sí, la verdad es que ese final deja la puerta muy abierta. Te hago dos preguntas más, una es como de polémica a nivel personal, si me lo permites. En la presentación del libro de [REC] en Sitges estabas con tu hijo, si no me equivoco, que te iba trayendo cosas de la tienda y tú dijiste: oye, que está trayendo cosas, ojo que esto es una tienda, ¡vigílalo! Claro, a veces no nos damos cuenta que detrás hay una persona con familia, lo que me vengo a referir, una cosa es yo como espectador y tú como director pero... ¿Alguna vez te has sentido como un bicho raro? Parece que vienes del cine de ver la última película biográfica de Nelson Mandela y es muy cultural, sin embargo si dices que acabas de salir de ver [REC] 4, donde salen zombies, y se coge una lanzaborda y hay una masacre...

Jaume:

Nunca. Nunca. Quiero decir, estoy rodeado de amigos que hacen cine de género y locuras, y nunca nadie se ha sentido un bicho raro, digamos. He hecho películas de todo tipo, como esta y Mientras duermes, que es más seria; pero no, al contrario, creo que es super sano, me siento una persona muy normal. Me sentiría un bicho raro si fuera un director que hace las películas para sí mismo, atormentado y tal, pero no, es todo lo contrario diría. Yo soy una persona que le encanta divertirse y que se diviertan conmigo, entonces me parece muy normal.


Marc:

Influencias: es inevitable, ya lo sabes, y seguro que tienes gustos, como George A. Romero, películas de zombies… no hace falta hablar de eso y remarcarlo ahora. No obstante, ¿crees que en esta entrega te has visto influenciado más que nunca? Es que ha habido escenas que me han recordado a Alien: el octavo pasajero. Incluso después de ver la primera, a mi esa sensación de terror pura y dura, para luego desenlazar en una música así arrolladora, que no tiene nada que ver con el resto de la película, me pareció estar viendo Dawn of the dead, que también acaba así la película. No sé si es inconscientemente o las referencias salen por sí mismas.

Jaume:

Yo creo que las referencias salen por sí mismas, pero realmente hay mil: Alien. Evidentemente una de las películas que más me han impactado, además con una historia personal que me implicó de una forma especial. Porque nadie conoce mi historia personal con Alien.

Marc:

Yo no la conozco.

Jaume:

Bueno, no la conoce nadie, la contaré por primera vez. Mi historia con Alien es que cuando se estrenó, yo tenía doce años y no podía ir a verla, porque por aquella época era para mayores de catorce años, pero mis padres fueron. Entonces la mañana siguiente de haber ido ellos, mi padre me llamó a su cama, y yo me puse ahí con mis padres y él me dijo: mira lo que te vamos a explicar, qué película hemos visto. Porque mi padre sabía que me encantaban las películas de terror, y desde ese día, todos los fines de semana yo me iba a la cama de mis padres, para que mi padre me volviera a explicar otra vez aquella maravillosa historia de aquel huevo que se abría y aquel planeta; estaba enloquecido con aquello. Cuando cumplí catorce años la pude ver en el cine Spring, que era un cine de reestreno, y fue para mí un momento fascinante.

Marc:

En primicia con Jaume Balagueró: Alien.


Marc:

Nos expandimos igual al universo [REC] en general, a nivel de dirigir y de actuar; ya sé Manuela que has estado en una situación realmente extrema con esta última película: si no me equivoco trabajar con agua en Asturias, el barco, la antitetánica… temieron por tu salud. No voy a recordarlo todo ahora, no obstante, de las tres, ¿cual habría sido el momento más difícil de dirigir y de interpretar? Tópica pero efectiva pregunta.

Jaume:

Bueno, yo hablaría de dirigir porque implica muchas cosas, quiero decir, dirigir implica a los actores, planificar, controlar a todo un equipo, que todo salga como tú quieres… son muchas cosas. Y dirigir esa escena en Asturias, sobre todo por la parte humana como director, de tener que estar velando también por los actores, fue, no la escena más difícil de [REC], sino la escena más difícil de mi vida.

Marc:

¿Temieron por tu salud?

Jaume:

Sí.

Manuela:

Sí, literal, pero esto no es ni crueldad ni nada, es que sucede. Cuando tú ruedas hay que rodar, y un día de rodaje supone un movimiento de personas y de infraestructura alucinante, y tienes que sacar adelante ese momento. Las condiciones no eran las mejores porque hacía mucho frío y era de noche, había mucho que hacer y tuvimos entonces un percance de salud con la hipotermia, y yo se que a Jaume se lo puse difícil, yo ese día llegue a mi limite físico y llegué a suplicarle por favor que parara. Se lo pedí y supliqué con lágrimas en los ojos, aún sabiendo que eso no podía ser, pero le puse al pobre Jaume en esa situación de estrés máximo: tener a la actriz que necesitas para terminar la película diciendo que no y que no. Además no enfadada, sino: por favor, Jaume.

Jaume:

Sí, pero es muy curioso porque, eso fue así, y evidentemente frente a una situación como esa nosotros dijimos: vale, no se puede seguir. Hubo un momento en que no íbamos a seguir pero ¿qué íbamos a hacer? Así que se le dijo a Manuela: ¿hacemos una más o lo paramos? ¿Y sabéis que contestó Manuela? Contestó: una más. A ver, no la obligamos, no la cogimos por el pelo y la tiramos a la piscina. No, no, no; entonces, Manuela, ¿hacemos una más o lo paramos? Una más.


Marc:

A nivel de realismo la primera es una película muy realista, quiero decir, es una comunidad de vecinos típica, y la situación sería más o menos llevable a lo que pasaría en la actualidad. A eso me refiero, tiene ya unos años la película: el tiempo pasa volando, la tecnología avanza rápidamente… ¿Realmente creéis que sería realista esta situación? Con lo que ha pasado del ébola, yo sinceramente creo que si pasara lo de la primera película estaría toda Barcelona infectada, igual el prisma sería muy distinto. ¿Creéis que si la hicierais ahora la deberíais de hacer un poco distinta? Incluir al típico adolescente con el teléfono móvil, que no tiene ni idea de lo que está pasando pero lo está registrando absolutamente todo, alguien actualizando las redes sociales… bueno, no porque cortan la comunicación, pero lo intentarían. Quiero saber vuestro feeling respecto a este tema.

Jaume:

Es verdad que un fenómeno audiovisual que ya estaba sucediendo entonces, como las personas en nuestra sociedad interactúan de una forma masiva con lo audiovisual, ya se estaba produciendo, y era muy importante. Lo que pasa es que en estos siete años se ha ido multiplicado y ha seguido evolucionado. Las redes sociales no son ahora lo que eran hace siete años, los teléfonos móviles estaban masticados y probablemente las personas sí serian diferentes. Nosotros por ejemplo, en la primera teníamos a una niña, Jennifer, que tenía un teléfono y grababa; eso estaba un poco más puesto como un detalle, hoy en día si hiciéramos la película no sería un detalle, probablemente hubiéramos utilizado también ese punto de vista para contar la película. Nos lo hubiéramos inventado por eso, porque ahora es mucho más importante.

Manuela:

Y yo creo que desde el punto de vista de Ángela, ella habría dado la noticia a través de Twitter, y le habría dado tiempo a contar muchas cosas antes de que cortaran la comunicación, con lo cual eso hubiera generado una serie de protestas en el exterior, que le hubieran puesto la situación mucho más difícil a los que nos aislaron. Creo que igual se hubiese producido un diálogo más claro entre el exterior y el interior.

Jaume:

Claro, y a nivel visual esa comunidad de vecinos hubiera estado en la misma situación, pero con unos móviles pegados en la mano todo el rato, tecleando, twitteando, buscando, intentando poner las cosas. En aquel momento pues tampoco era tanto.


Marc:

Igual tiene que venir producción o marketing: ¿por qué no Apocalipsis al final?

Jaume:

Pues mira, yo creo que ha sido un poco un error mío, porque yo pensé en un momento dado, que tal y como acababa la película, si la hubiéramos llamado Apocalipsis parecía como que estábamos prometiendo que ahora vendría… y tampoco quería dar la sensación de que estábamos preparando hacer otra más. [REC] 4 cierra, y Apocalipsis ha ido acompañando al título durante tiempo, es decir, funciona; pero desde luego ahora si pudiese, ya no puedo, pero si pudiese, sí que lo recuperaría pero al final y en azul, ¿sabes? Como… ¡Boom! Acaba y que ponga Apocalipsis en azul.


Marc:

Paco Plaza lo hizo con Génesis. Y tú Manuela, a nivel interpretativo, ¿tienes miedo de que se te estanque para siempre con Ángela Vidal y que la gente solo te reconozca por ello? Imagino que no, ya lo has dicho otras veces.

Manuela:

No. Primero es un honor, o sea, para mi es una alegría y un honor que la gente incluso me llame Ángela Vidal en vez de Manuela, ¿sabes? Me encanta. Pero luego también es que tengo la suerte de, por ejemplo, ahora estar trabajando en un medio tan popular como es la televisión, haciendo un personaje en Velvet, que ven cuatro millones de personas cada semana, y que es una chica muy pija de los años cincuenta y no tiene nada que ver. Entonces bueno, yo creo que no, pero en cualquier caso la identificación con Ángela Vidal no solo no me molesta sino que me halaga.

Jaume:

Lo bonito, yo creo, es que la identifiquen con Ángela Vidal, que la identifiquen con el personaje de Velvet… que la identifiquen con un montón de personajes como actriz.

Manuela:

A mí me encanta eso de que, cuando la gente me ve por la calle, me dice: eres Ainhoa, eres Ángela… Que vean el personaje, que es lo interesante; para mi yo interesar a la gente me da igual, lo que me gusta es que le interese el personaje que hago.

Marc:

Sí, lo preguntaba más desde el punto de vista que, tampoco me gustaría que quedaras como la de [REC], y hay gente que tira un poco por lo fácil de “sí, hizo [REC]”, se acabó.

Manuela:

Pero a nosotros, a la gente en general, nos encanta poner un articulo, como meter en categorías: la de, el de. Así funciona nuestro cerebro para organizarnos.


En primicia con Jaume Balagueró: Alien.