lunes, 5 de octubre de 2009

Drácula, el no muerto


Escrita por Dacre Stoker, sobrino biznieto de Bram Stoker, e Ian Holt, estudioso de la figura literaria de Drácula y miembro de su sociedad, Drácula, el no muerto es la continuación de uno de los mejores libros de la literatura gótica: Drácula.


El trabajo de documentación para esta obra, ha sido en base a los descartes y apuntes que se conservan del propio Stoker, el cual al considerar la posibilidad de escribir una continuación, siguió desarrollando el mundo que había creado a modo de borrador; a su vez, de su novela desechó algunos conceptos y personajes que han sido aprovechados para esta nueva entrega. Un ejemplo relevante de ello es el detective Cotford, uno de los personajes principales que investiga los asesinatos que están asolando el barrio londinense de Whitechapel, y el propio nombre de este libro, que es el título que inicialmente habría tenido la obra que fue publicada en 1897. De hecho, en algunas ediciones de Drácula, se encuentra un capítulo adicional que no fue usado en el material final que salió a la luz, pero que bien refleja el origen en base al misterio de lo que podría haber sido el motivo del descenso a la locura.


Si bien no conserva el atractivo y original formato de su predecesora, donde toda la historia era narrada a través de diarios, documentos, escritos y transcripciones, es una lectura igualmente entretenida y adictiva desde el primer capítulo. Se conservan a los conocidos y antiguos personajes y, así como sucedió con el príncipe de Valaquia, Vlad Tepes, el empalador, se hace uso en la ficción de un personaje real: Erzsébet Báthory, conocida como la condesa sangrienta. También aparece el propio escritor irlandés, creador de todo concepto y regla vampírica aplicada desde entonces en base a la raza sucubus, jugando hábilmente con los hechos reales y ficticios y conectando así con la trama dada la época y lugar en que transcurre. Como detalle y gran referencia a ello, hacen acto de aparición casos tales como los del Titanic o Jack el destripador.

Al igual que los sucesos acontecidos, los personajes que no aparecen en esta nueva historia por razones naturales, son recordados  y referenciados de un modo u otro. En Londres, Quincey Harker, hijo de Jonathan y Mina Harker y con nombre en honor al fallecido Quincey Morris, en su condición de actor admira e idolatra al misterioso artista Basarab, quien como acaba descubriendo, parece conocer el pasado que sus padres y seres queridos siempre le han ocultado por su propia seguridad.

La mayor oportunidad que ha hecho posible enlazar y proseguir la historia es el propio final de la misma según la obra original, donde parece todo transcurrir abruptamente en cuanto al asesinato a sangre fría del conde se refiere. Este hecho es usado como licencia para sembrar duda y escepticismo alrededor de las evidencias y veracidad acerca de la muerte de Drácula, sobre si realmente se acaba con su existencia. Curiosamente, el final de la nueva obra comparte la misma peculiaridad en cuanto al cambio de ritmo de la trama, acelerando la sucesión de acontecimientos en el desenlace.

El nivel es inalcanzable, pero para haber sido escrita más de un siglo después, es una digna sucesora para quien le interese cómo siguen las vidas de los personajes y conocer la historia creada en base a lo que no ha llegado a publicarse, eso sí, a libre interpretación para poder asegurar su cohesión al haber aprovechado hasta el más mínimo detalle.

En mi primer viaje a Dublín en 2006, encontré la casa donde Bram Stoker vivió y escribió gran parte de Drácula, fue todo un lujo imaginarse la situación. Y es que en fase de ideación de la historia, el escritor empezó a escribir la obra justo después de despertarse de una pesadilla nocturna, en pleno éxtasis del miedo del que precisamente quería hacer partícipes a los demás.



Bram Stoker 1847-1912

viernes, 19 de junio de 2009

A line on the horizon

U2 estaba ensayando para su inicio de gira mundial en Barcelona, así que no solo adapté el horario de mi trabajo para aprovechar el mediodía en el Camp Nou, sino que invertí el tiempo restante durante semanas en permanecer allí. Si no estaba en el estadio, era porque estaba trabajando o durmiendo en casa cinco horas de media o incluso menos.

Era el segundo día de los que había podido asistir y, después de disfrutar los ensayos y pruebas de sonido, la noche transcurrió larga hasta que hubo movimiento fuera del estadio. El único de los cuatro que hizo parar su coche y salió a atendernos fue Bono, a ojos de unas cámaras de televisión de TV3 que se encontraban a cierta distancia, para poder captar el momento sin interferir.

Aparentemente por toda la gente que había no firmaba ni se hacía fotos, solo daba la mano, así que me preparé para darle una buena encajada e incluso si cabía la posibilidad capturar el momento. Para ello dejé de lado el vinilo que tenía preparado del último disco, No line on the horizon, y me preparé para mi pequeño gran momento.

Bono se dirigió primero al otro lado y, al acabar de estar con la valla llena de gente y venir hacia nosotros, vi que estaba firmando en alguna que otra ocasión. Pensé que había que probar suerte, y más estando en primera fila y el último, siendo el más cercano a la puerta de acceso. No estaba asegurado el éxito porque iba bastante rápido, de hecho vi que se le dieron a firmar unas baquetas y al ver que tenía que entretenerse más de lo conveniente pasó a la siguiente persona. Dicho esto volví a coger el disco.

Se me cayó el rotulador que tenía preparado, que muy amablemente me devolvió uno de los miembros de seguridad que aparece en las fotos, que luego resultó ser amigo de una persona que conocía. Al ver que Bono se acercaba y que la gente empezaba a hacer presión, estiré el brazo con el vinilo y el rotulador y, antes de darme cuenta, se giró al encontrárselo prácticamente a su lado y lo firmó al instante con un rotulador que no me había percatado que ya llevaba él.

Le dije que muchísimas gracias, a lo que él me contestó que no había porque darlas. No me lo podía creer, con lo rápido que había sucedido, después de todo había sido esa noche uno de los afortunados. Tenía el disco que tanto me gustaba y estaba deseando escuchar en directo, firmado por Bono. El tenerlo dedicado me parecía inaccesible por el momento, no obstante allí estaba.

Instantes después, quienes nos encontrábamos allí empezamos a hablar y enseñar las fotos y firmas que habíamos conseguido, conseguí ver alguna del momento que me firmaba y hablaba pero lamentablemente yo no aparecía o no lo hacía de forma representativa. No obstante, cuál fue mi sorpresa cuando uno de los compañeros de fatigas del mediodía, se acercó y me dijo enseñándome su cámara: ¿cuánto me das por esta foto?

No me podía creer la suerte de que hubiera captado justo el momento, le di mi correo electrónico para que me pudiera enviar la foto. La verdad es que es de las pocas veces que había esperado con tanta impaciencia un mail, solo comparable a otra ocasión en la que esperaba unas fotos que me hicieron en Dublín, y pocas noches recuerdo haber vuelto a casa tan eufórico.

A pesar de mi eterno agradecimiento, la única manera que tuve para compensarle fue otro día hacerle el máximo de fotos posible cuando Adam salió a atendernos y nos estaba firmando. No obstante nada comparable a la fotografía, que además servía como perfecto certificado de autenticidad de lo sucedido.


 



Después de todo sí que había una línea en el horizonte.

viernes, 5 de junio de 2009

Terminator salvation


La nueva entrega de Terminator supone un punto y aparte dentro de la franquicia. Situada cronológicamente después de los acontecimientos principales de la trilogía, pero anterior a los flashbacks en 2029, rompe totalmente con el concepto de la guerra del futuro, ahora. Los ingredientes de la trama, compuestos anteriormente de persecuciones, han dado paso hacia la más pura supervivencia en el campo de batalla, donde se prioriza el conocimiento del enemigo sobre las demás materias.


Los Ángeles, 2019: la guerra todavía no se libra íntegramente de noche, y tampoco existen los viajes en el tiempo o las armas láser; sin embargo, es el escenario perfecto para narrar las vivencias de Kyle Reese, conocidas en el contexto de la primera entrega. Se muestra el modelo T-600 con piel de plástico, así como las cárceles de reclusión y el origen de la cicatriz de Connor; tampoco faltan la foto de Sarah y sus grabaciones.


Sin embargo, el momento más esperado de toda la película es la primera aparición del modelo T-800, cuyo cameo de la cara más conocida del mismo, aunque digital, era necesario. En ese aspecto, las referencias continuas se han ganado su espacio a buen precio, aunque sea sacrificando levemente la cohesión de la historia; no obstante, hay novedades en cuanto a los modelos de Terminator, destacando la motocicleta y el exterminador acuático.


Christian Bale como John Connor supone la nota interpretativa de la película, junto a Sam Worthington en el papel de Terminator. Bryce Dallas Howard apenas aparece en pantalla, a pesar de cumplir notablemente, condición que supone una postura inteligente al seguir con la continuidad del personaje de Katherine Brewster presentado en Terminator 3: la rebelión de las máquinas, pero relevado a un segundo plano. Lo mismo sucede con Helena Bonham Carter, cuya presencia es anecdótica, siendo desaprovechado el recurso de su implicación con Cyberdyne systems.


La historia de Marcus Wright puede resultar confusa, pero es el único modo de permanecer fiel a la franquicia con el equilibrio de fuerzas, introduciendo de nuevo a un Terminator a favor de la resistencia, reconocible en estética y comportamiento. A pesar que acabe suponiendo una traición, cabe decir que a modo de infiltración su cometido es perfecto, al no tener conciencia de quien es realmente. Todo ello, con el único fin y propósito de conducir a John Connor ante el último modelo de Skynet: T-800.


Anton Yelchin como joven Kyle Reese apenas llama la atención, no siendo su construcción del personaje reconocible con la del soldado enviado del futuro para proteger a Sarah Connor. Michael Ironside, a pesar de no desarrollar un elemento tan importante en la trama, aporta con su interpretación desafiante un nuevo matiz a la historia, poniendo en duda la profecía sobre John como líder de la resistencia.


Lamentablemente la banda sonora pasa inadvertida, a pesar de contar en su composición con el gran Danny Elfman; no obstante llama la atención puntualmente, durante escenas de acción y en su versión del tema principal de Brad Fiedel. Sin lugar a dudas este hecho supone un pequeño gran lastre, teniendo en cuenta la fuerte presencia de este apartado, decisivo en el resultado final de las películas de Terminator.


En cuanto a los temas musicales escogidos, a pesar de no llegar a la elegancia demostrada en la segunda parte, cuya alternativa habría sido desacertada, suena Rooster de Alice in chains y hay un guiño importante con You could be mine de los Guns ‘n’ roses. En ese aspecto, todo y poder parecer forzado, se rinde un excelente homenaje a la época que representan estas canciones en la película.


Para que la correcta valoración de la propuesta sea posible, se torna como requisito incondicional e indispensable tener en un pedestal las dos primeras entregas, obras maestras de James Cameron; la tercera en ese aspecto, apenas es necesaria como mero nexo de unión, en cuanto a composición temporal y situación de los personajes se refiere. Su gran virtud es a la vez su gran defecto, dado que aprovechar las referencias en exceso puede resultar en una falsa emulación de la fórmula que funcionó, lastrando así la calidad del resultado.


Terminator ha vuelto, pero sin Arnold Schwarzenegger, y al no aparecer el personaje que interpreta, sobre el cual recae todo el simbolismo y éxito de la saga, dificulta el reconocimiento de la misma. Su gran punto negativo es no haber aprovechado al máximo todas sus posibilidades, al contrario de Cameron, especialmente como respuesta a la ausencia del absoluto protagonista. Aún así, aprueba como película de acción, profundizando en la historia y mostrando acontecimientos planteados desde 1984.


El fin comienza.

jueves, 28 de mayo de 2009

Batman Barcelona: el caballero del dragón


Como cómic del caballero oscuro que se desarrolla en la ciudad de Barcelona es perfecto. Suena a obviedad pero no lo es, quizás la historia ideada en base al guión de Mark Waid se haga corta y carezca de trasfondo y segundas lecturas, pero cumple con creces lo que propone. 
 
Bruce Wayne se desplaza para dar caza a Waylon Jones, alías Killer Croc, quien se ha escapado del instituto psiquiátrico Arkham debido a la sugestión de Jonathan Crane, alías El espantapájaros, y Jervis Tech, El sombrerero loco. Dada su condición se cree el dragón de la leyenda de Sant Jordi y, precisamente en marco de ese día, Batman se ve obligado en su paralelismo, a ejercer de caballero para detenerle. No concibe ideas incorrectas de la ciudad, Catalunya o el país en sí, objetivo aparentemente fácil pero laborioso según que género y formato, donde parece que cuesta representar correctamente, ya sea debido a la incultura o la total ausencia de documentación e interés.


El dibujo corre a cargo de Diego Olmos, que cumple con el propósito del cómic quizás sin destacar demasiado, a pesar de recrear con genialidad localizaciones conocidas de la ciudad condal. Si bien el cambio de Gotham a Barcelona parece notable, los escenarios góticos que comparten ambas hacen de la transición algo fácil, ubicando las escenas según necesidad, y haciendo un uso perfecto de las zonas más emblemáticas de la ciudad catalana con todo lujo de detalles. Jim Lee se encarga de la portada, dibujante cuyas obras no necesitan presentación, y que hace que de cada viñeta se pueda ilustrar el momento. 


Es el único cómic de Batman hasta la fecha que ha tenido una salida simultánea en España, Italia y Estados Unidos, y en esa peculiaridad, tiene también disponible una edición en catalán.

El cavaller i el drac.